JOHN SCOTFIELD~JOE LOVANO
CUARTETO en Viernes/13
Scot y Joe, dos huesos duros de roer, a quienes tuve
el placer de ver, en vivo y en directo, como parte de mi regalo de cumpleaños,
ese ¡D-Day:V/13! lleno de A-cid jazz,
hard-jazz, jazz-funk, jazz fussion... en una palabra jazz.
Y mira cómo queriendo hablar sobre el concierto no
logró hacerle el quite a la fecha, no solo por aquello de que era mi
cumpleaños, sino por todo lo sucedido en París, justo en una sala de
conciertos, en el mismo momento en que nosotros en Utrecht disfrutábamos de
Scot y su banda... de músicos... quienes al siguiente día darían el mismo
concierto en... París... Cancelado, como todo en... París, gracias a una banda
de... ¿cómo llamarlos? Matones? Asesinos? Criminales? Kamikazis? Dementes?
Terroristas? He aquí uno de los primeros dilemas a los que nos vemos
enfrentados: encontrar las palabras correctas para llamar a las cosas, hechos e
individuos por su nombre... Leía no hace mucho que ésta es, por cierto, una de
las primeras características de un estado de guerra... Porque para ser sinceros,
es a eso a lo que nos estamos viendo abocados desde hace algunos años: a un
estado de guerra, no declarada, y por lo mismo mucho más peligrosa, penetrante
y dañina... Si lo sabremos bien los que nacimos y crecimos en medio de guerras,
no declaradas, en las que al final nadie sabía quién era o cómo se llamaba el
verdadero enemigo; pues todos se confundían con todos mientras las balas
llovían de todos los frentes, dejando alrededor solo devastación, ríos de
sangre y filas interminables de desplazados por la guerra...sin nombre –Third World!? o Third War!? Past-Present,
es justo el nombre que Scot y su banda le han dado a la nueva producción que
vinieron a promocionar en Europa; y es eso exactamente lo que se nos ha juntado
y refundido sin encontrar resolución: el pasado con el presente... Porque todo lo
que pasa parece tener algo que ver de alguna manera con todos esos cabos que se
quedaron sueltos, y nunca terminaron por atarse ni resolverse luego de las dos
guerras mundiales que –pareciera- asotaron al siglo XX...mas no a la gente de
carne y hueso.
He ahí por qué, encontrar un lenguaje correcto y que
nos caracterize es, sin duda, una de las cosas más importantes y necesarias en
todas las áreas; también a la hora de tocar la guitarra, o cualquier otro
instrumento. Y eso es precisamente lo que ha entendido y hecho John Scotfield
con su arte. Scot es un guitarrista con un sello característico al que uno
puede reconocer a leguas de distancia... para hacer apología de uno de sus Cds,
I can see your house from here. John
Scotfield es un hueso duro de roer porque -como la historia- emite y emite
notas disonantes que a veces parecen no ir a ninguna parte, pero, -a diferencia
de la historia-, de alguna manera, cuando el ruido parece invadirlo todo, zas,
sus notas y sus acordes terminan por encontrar resolución; es entonces cuando
su guitarra termina convertida en un instrumento mágico, interpretado por las
manos de un virtuoso de la guitarra que se acopla a la perfección con Joe y los
otros dos miembros de la banda: Bill Stewart en la batería y Ben Street en el
bajo.
Yo lo descubrí de la misma manera como he descubierto
a muchos de los guitarristas que en este momento llenan mi vida y los estantes
de nuestra fonoteca... a través de mi compañero-esposo-amante; quien es un
verdadero aficionado al jazz y, sobre todo, a todo lo que tenga que ver con su
instrumento favorito: la guitarra. Fue hace ya más de diez años, cuando estaba
acompañando a M a una de sus correrías por las tiendas de música que, de pronto,
allá en el fondo escuché una música que me gustó; me pareció como una especie
de meditación; así que le pregunté al vendedor y, ¡oh sorpresa!, era John
Scotfield. Quedé de piedra, pues, para ser completamente sincera, hasta ese
momento me constaba mucho procesar sus notas disonantes cuando M tocaba algo de
él en casa. Hasta aquel día me parecía demasiado duro... chillón? No, no
lograba sintonizarme con ese sonido ácido, eléctrico y penetrante de su
guitarra; de tal manera que cuando M quería escucharlo lo hacía en su estudio a
puerta cerrada para no molestarme, ¡ups!
Luego ya de algunos años, y más experiencia, creo que
su música me gustó aquel día porque es un CD especial en el que Scot toca al
lado de Pat Metheny; uno de mis guitarristas favoritos porque su lenguaje y
estilo se me antoja suave, dulce y tan sútil como el sonido del agua corriendo
a lo largo del Sena, o cayendo melódica en una fuente cantarina de Plaza de la
Concordia. Y, obvio, la combinación de estos dos lenguajes resulta bastante
dinámica y tan efectiva como que... el agua es el mejor transmisor de
electricidad. Compré de inmediato el CD, a escondidas de M, y en la noche se lo
di de regalo. M quedó boquiabierto: yo, regalándole un CD de Scot, algo raro
estaba pasando... Cuando lo empezó a escuchar entendió porque me gustaba... El
nombre del CD es, I can see your house
from here. Gracias a esta rara y hasta peligrosa combinación de lenguajes,
me ha sido más fácil escuchar y entender el estilo propio de Scot... La Torre
de Babel ha encontrado resolución y, ahora, reconozco a Scot a cien mil leguas
de distancia...
Viendo en la tele las escenas de lo ocurrido ‘D-Day:V/13’, y recordando el concierto de
John Scotfield y demás... vuelven a mí las mismas preguntas que me he hecho
desde hace ya muchísimos años cuando empecé a leer novelas y documentos históricos
que contaban sobre lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial... ¿Y mientras todo
eso pasaba, que sucedía con la demás gente en Europa? ¿Qué hacían, cómo vivían?
¿Tenían conciencia de lo que sucedía? ¿Cómo pudo ocurrir todo ese horror? Y,
héme aquí, conciente de que esto que nos sucede ahora, de una u otra manera era
precisamente lo que debía suceder con la gente común y corriente, como yo, hace
un siglo... Todos tan ocupados tratando de llenar nuestras propias necesidades
y/o satisfacer nuestros deseos; todos tratando con uñas y dientes de cuidar de
nuestros trabajos, nuestras familias y nuestras casas sin tener tiempo ni ganas
de enterarnos de lo que está sucediendo realmente con lo que... a pesar de...
no consideramos nuestro asunto. Todos, haciéndonos cruces o gritando ¡merde! mientras vemos lo que CNN o la
BBC nos muestra, sin querer oír hablar de guerra ni menos de que, queramos o
no, somos parte y arte del asunto. Todos asustados, como yo, queriendo seguir
en estado de gracia plena, y continúar con nuestras vidas tan normalmente como
esas dos señoras que ayer domingo en París salieron a la calle a lucir sus
ropas elegantes en protesta por los atentados, mas, cuando escucharon una
detonación a lo lejos, corrieron y, sin ningún reparo, pasaron por encima de
las ofrendas florales y las velas que yacían en el piso en honor de las
víctimas inocentes. Yes... I can see
your house from here! Yes, Past-Present,
es ya un nuevo hit! Viva el cuarteto
de John Scotfild y... Viva la France!
Y que conste que escribo esto con... miedo!
C.S. Ariza-Olarte