lunes, 16 de noviembre de 2015

JOHN SCOTFIELD-JOE LOVANO CUARTETO en VIERNES 13

JOHN SCOTFIELD~JOE LOVANO CUARTETO en Viernes/13
Scot y Joe, dos huesos duros de roer, a quienes tuve el placer de ver, en vivo y en directo, como parte de mi regalo de cumpleaños, ese ¡D-Day:V/13! lleno de A-cid jazz, hard-jazz, jazz-funk, jazz fussion... en una palabra jazz.
Y mira cómo queriendo hablar sobre el concierto no logró hacerle el quite a la fecha, no solo por aquello de que era mi cumpleaños, sino por todo lo sucedido en París, justo en una sala de conciertos, en el mismo momento en que nosotros en Utrecht disfrutábamos de Scot y su banda... de músicos... quienes al siguiente día darían el mismo concierto en... París... Cancelado, como todo en... París, gracias a una banda de... ¿cómo llamarlos? Matones? Asesinos? Criminales? Kamikazis? Dementes? Terroristas? He aquí uno de los primeros dilemas a los que nos vemos enfrentados: encontrar las palabras correctas para llamar a las cosas, hechos e individuos por su nombre... Leía no hace mucho que ésta es, por cierto, una de las primeras características de un estado de guerra... Porque para ser sinceros, es a eso a lo que nos estamos viendo abocados desde hace algunos años: a un estado de guerra, no declarada, y por lo mismo mucho más peligrosa, penetrante y dañina... Si lo sabremos bien los que nacimos y crecimos en medio de guerras, no declaradas, en las que al final nadie sabía quién era o cómo se llamaba el verdadero enemigo; pues todos se confundían con todos mientras las balas llovían de todos los frentes, dejando alrededor solo devastación, ríos de sangre y filas interminables de desplazados por la guerra...sin nombre –Third World!? o Third War!? Past-Present, es justo el nombre que Scot y su banda le han dado a la nueva producción que vinieron a promocionar en Europa; y es eso exactamente lo que se nos ha juntado y refundido sin encontrar resolución: el pasado con el presente... Porque todo lo que pasa parece tener algo que ver de alguna manera con todos esos cabos que se quedaron sueltos, y nunca terminaron por atarse ni resolverse luego de las dos guerras mundiales que –pareciera- asotaron al siglo XX...mas no a la gente de carne y hueso.
He ahí por qué, encontrar un lenguaje correcto y que nos caracterize es, sin duda, una de las cosas más importantes y necesarias en todas las áreas; también a la hora de tocar la guitarra, o cualquier otro instrumento. Y eso es precisamente lo que ha entendido y hecho John Scotfield con su arte. Scot es un guitarrista con un sello característico al que uno puede reconocer a leguas de distancia... para hacer apología de uno de sus Cds, I can see your house from here. John Scotfield es un hueso duro de roer porque -como la historia- emite y emite notas disonantes que a veces parecen no ir a ninguna parte, pero, -a diferencia de la historia-, de alguna manera, cuando el ruido parece invadirlo todo, zas, sus notas y sus acordes terminan por encontrar resolución; es entonces cuando su guitarra termina convertida en un instrumento mágico, interpretado por las manos de un virtuoso de la guitarra que se acopla a la perfección con Joe y los otros dos miembros de la banda: Bill Stewart en la batería y Ben Street en el bajo.  
Yo lo descubrí de la misma manera como he descubierto a muchos de los guitarristas que en este momento llenan mi vida y los estantes de nuestra fonoteca... a través de mi compañero-esposo-amante; quien es un verdadero aficionado al jazz y, sobre todo, a todo lo que tenga que ver con su instrumento favorito: la guitarra. Fue hace ya más de diez años, cuando estaba acompañando a M a una de sus correrías por las tiendas de música que, de pronto, allá en el fondo escuché una música que me gustó; me pareció como una especie de meditación; así que le pregunté al vendedor y, ¡oh sorpresa!, era John Scotfield. Quedé de piedra, pues, para ser completamente sincera, hasta ese momento me constaba mucho procesar sus notas disonantes cuando M tocaba algo de él en casa. Hasta aquel día me parecía demasiado duro... chillón? No, no lograba sintonizarme con ese sonido ácido, eléctrico y penetrante de su guitarra; de tal manera que cuando M quería escucharlo lo hacía en su estudio a puerta cerrada para no molestarme, ¡ups!
Luego ya de algunos años, y más experiencia, creo que su música me gustó aquel día porque es un CD especial en el que Scot toca al lado de Pat Metheny; uno de mis guitarristas favoritos porque su lenguaje y estilo se me antoja suave, dulce y tan sútil como el sonido del agua corriendo a lo largo del Sena, o cayendo melódica en una fuente cantarina de Plaza de la Concordia. Y, obvio, la combinación de estos dos lenguajes resulta bastante dinámica y tan efectiva como que... el agua es el mejor transmisor de electricidad. Compré de inmediato el CD, a escondidas de M, y en la noche se lo di de regalo. M quedó boquiabierto: yo, regalándole un CD de Scot, algo raro estaba pasando... Cuando lo empezó a escuchar entendió porque me gustaba... El nombre del CD es, I can see your house from here. Gracias a esta rara y hasta peligrosa combinación de lenguajes, me ha sido más fácil escuchar y entender el estilo propio de Scot... La Torre de Babel ha encontrado resolución y, ahora, reconozco a Scot a cien mil leguas de distancia...
Viendo en la tele las escenas de lo ocurrido ‘D-Day:V/13’, y recordando el concierto de John Scotfield y demás... vuelven a mí las mismas preguntas que me he hecho desde hace ya muchísimos años cuando empecé a leer novelas y documentos históricos que contaban sobre lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial... ¿Y mientras todo eso pasaba, que sucedía con la demás gente en Europa? ¿Qué hacían, cómo vivían? ¿Tenían conciencia de lo que sucedía? ¿Cómo pudo ocurrir todo ese horror? Y, héme aquí, conciente de que esto que nos sucede ahora, de una u otra manera era precisamente lo que debía suceder con la gente común y corriente, como yo, hace un siglo... Todos tan ocupados tratando de llenar nuestras propias necesidades y/o satisfacer nuestros deseos; todos tratando con uñas y dientes de cuidar de nuestros trabajos, nuestras familias y nuestras casas sin tener tiempo ni ganas de enterarnos de lo que está sucediendo realmente con lo que... a pesar de... no consideramos nuestro asunto. Todos, haciéndonos cruces o gritando ¡merde! mientras vemos lo que CNN o la BBC nos muestra, sin querer oír hablar de guerra ni menos de que, queramos o no, somos parte y arte del asunto. Todos asustados, como yo, queriendo seguir en estado de gracia plena, y continúar con nuestras vidas tan normalmente como esas dos señoras que ayer domingo en París salieron a la calle a lucir sus ropas elegantes en protesta por los atentados, mas, cuando escucharon una detonación a lo lejos, corrieron y, sin ningún reparo, pasaron por encima de las ofrendas florales y las velas que yacían en el piso en honor de las víctimas inocentes.  Yes... I can see your house from here! Yes, Past-Present, es ya un nuevo hit! Viva el cuarteto de John Scotfild y... Viva la France!
Y que conste que escribo esto con... miedo!

C.S. Ariza-Olarte