martes, 23 de febrero de 2016

Tras el eco de UMBERTO ECO

“Tras el eco de UMBERTO ECO”
El 20 de febrero del 2016, estando leyendo las noticias matutinas en mi Ipad me sorprendió el anuncio del  fallecimiento de Umberto Eco. Un escritor, filósofo y profesor de semiótica; quien sin duda quedará  inmortalizado en su obra, y seguirá siendo un autor obligado en todas las academías y las bibliotecas infinitas, sea con o sin el gusto de quienes las administran.  
Sabido es que Umberto Eco tenía tantos admiradores como detractores; como quiera que no tuvo pelos en la lengua para poner en evidencia los malos manejos de los medios de comunicación y las grandes empresas editoriales, ni tampoco los de las mafias de su propio país.
Mas, en este momento de despedida, dejando de lado los asuntos turbios, a manera de homenaje quisiera enfocarme en, por ejemplo, los autores que lo influyeron y, a la vez, la influencia que Umberto Eco y su obra ha ejercido en el mundo literario y en un escritor bastante popular entre la gente más joven y menos erúdita como lo es Dan Brown. Y es que, al menos me pasa a mí, sería casi imposible leer alguno de los Best-Sellers de Dan Brown sin pensar o remitirnos al gran Umberto Eco. Eso para aquellos lectores que antes de entretenerse leyendo a Brown han tenido –como yo- el raro privilegio de leer y estudiar un poco  novelas como El Nombre de la Rosa y/o El Péndulo de Focault. Y que conste que antes de que me acusen de snob o pedante, aclaro que a mí también me encanta entretenerme leyendo al –se me antoja llamarlo así- ‘integrado’ Brown.
Integrado, porque alguna vez, como material de estudio, tuve que leer un ensayo de Eco llamado Apocalípticos e Integrados, en el que Eco trataba de establecer una especie de ecuación perfecta entre lo que él llamó ‘binomio entre la cultura popular (masscult) y la alta cultura (highcult)’.  Una ecuación de la que Brown, invento, ha sabido echar mano para crear sus deliciosos intrínguilis; un poco, imagino, con el objeto de bajar de sus altos pedestales a autores clásicos o apocalípticos como Dante Alighieri para ponerlos a nuestros pies; o, dicho de otra manera, hacerlos accesibles a todos los públicos, a las grandes masas. Una cosa que algunos erúditos considerarían como una blasfemía, casi igual o peor que la cometida por los lectores del libro prohibido que tantas muertes ocasionó (el libro, no los hombres) en la novela El Nombre de la Rosa.
Jugando con una frase que, pronunciada por Picasso en la época en que tanto él como Apollineire fueron acusados de robar del Louvre el cuadro de ‘La Gioconda’, y que ha terminado por convertirse en cliché luego de que Steve Jobs la usará para referirse a su propia manzana, quiero repetirla para señalar que, ni más ni menos, eso es lo que a mi modo de ver ha hecho Dan Brown con la obra de Umberto Eco, “Los malos artistas copian, los buenos roban”. Jugando, como ellos, sus juegos de probalidades y coincidencias, lo primero sería darle confirmación a la regla: Eco era tan grande y bueno que Dan Brown no tuvo ningún reparo, no en copiarlo, pero si en robarlo –se me ocurre-. Para empezar le usurpa su personalidad, convirtiendo a su protagonista, Robert Langdon, en el profesor de semi/o/tica/o/logía que en realidad era Umberto Eco. De ahí, lo que sigue es tratar de comparar los laberintos borguianos de Eco, con las telarañas de Brown, colmando todo mientras tanto de símbolos, primordialmente religiosos. Quien que haya leído y releído El Nombre de la Rosa no recuerda el inteligente laberinto que crea Eco usando como fundamento los planos del monasterio medieval, donde su inolvidable protagonista, fray Guillermo de Baskerville, y su díscipulo Adso de Melk, realizan la minuciosa investigación policial que los conduce a desentrañar una misteriosa trama de asesinatos en serie.
Ahora bien, para muchos de ustedes, como para mí, hay cosas, nombres, referencias... que en el momento de la lectura no pasan de largo, como por ejemplo el apellido Baskerville. Una cosa nimia que no obstante nos deja entrever cómo también Umberto Eco supo echar mano de muchos de los autores que colmaban su borguiana ‘Biblioteca de Babel’ . Y es que precisamente el Sherlock Holmes de Conan Doyle, fue el detective en el que Eco se inspiró para regalarle un razonamiento deductivo a su propio protagonista. Y aunque hay infinidad de citas y coincidencias como estas –fáciles de encontrar en Google-, por mi propia experiencia creo que sería interesante que alguno de ustedes, un tanto inspirado con estas líneas, en busca de los ecos de Umberto Eco se den a la tarea de inventar paralelos y/o binomios entre él uno y el otro. Porque sin duda los dos: el uno, considerado muy acádemico o ‘highcult’, y el otro, bastante popular o ‘masscult’; aparte de brindarnos sano entretenimiento, también pueden ayudarnos a ampliar nuestro propio conocimiento y, por qué no, quizás como a mí, muy a pesar de las apreciaciones de Picasso quien decía odiar los museos por considerarlos algo así como un ‘antro donde el arte se petrifica’, a alguno le dé por visitar el Museo del Louvre con el Código Da Vinci en mano; o, quizás, algún otro quiera planear un viaje en busca de las huellas y la máscara de Dante guiado por la novela Inferno también de Brown; porque encontrando a Dante: el por siglos inmortalizado autor italiano, de una u otra manera termináremos por toparnos con el otro grande de Italia: Umberto Eco...  
Hace frío en mi scriptorium... la tumba de Eco lo espera no sé si en la Praga de Kafka o en el Milán de Umberto... En su honor, parafraséandolo, aquí les dejo este escrito. No sé exactamente para quién, tampoco sé muy bien de qué se trata... staat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus...
Carmen Socorro Ariza-O

 

 

martes, 16 de febrero de 2016

HET en DE in de Wereld van de Transgenders



Lang geleden Het en De ontmoetten elkaar op de top van de Babel Toren. Vanaf het begin heeft de verwarring hun bestaan en relatie ontregeld. Dus, Chaos zou kunnen zijn de achternaam van deze onmogelijke relatie, Hallo, mijn naam is Het Chaos... De Chaos of Het Chaos? Wat ben je een vrouw of een man? Sorry het is niet zo duidelijk! Nee hoor, niemand kan het verschil zien! En zo... en ... Altijd zo... Het en De!!
Langs de tijd zijn er veel deskundigen die hebben geprobeerd een eigen karakter en een echte identiteit aan Het en De te schenken, maar hoe meer regels hoe meer... vèeeerwarring.
Niemand, zelfs zij, weten niet precies wie is wie. Niemand weet nog niet wanneer Het moet komen in plaats van De of vice versa...
En zo, in de loop van de tijd de paradox tussen Het en De bleef als twee blokken onmogelijk om te trotseren. Maar tegenstellend is hun paradoxale dualiteit ook de reden dat Het en De, zoals zelfstandige lidwoorden, van elkaar houden.
En de liefde, de liefde tussen Het en De, heeft een nieuwe wereld gecreëerd: de Wereld van de Transgenders die ons aan moedigt om ten volle te leven, om zowel de mannelijke als de vrouwelijke aspecten van ons wezen te waarderen, maar tja! als je daar wilt gaan moet je er rekening mee houden dat het niet zo makkelijk is... Hoe kan je leren of weten wanneer moet Het komen in plaats van De of vice versa? Het is de vraag en het is een echt probleem: bijna elke woord lijkt als De maar de meesten zijn Het; bijna iedereen lijkt als een vrouw maar het is niet zo omdat er veel transgenders zijn en wat zijn de eigenschappen van een transgender? Tja, wie weet dat? Gewoon... gewoon... het is zo... Het of De?? Gewoon Nederlands of Nederlander, wie weet dat? In elk geval, Chaos of niet Chaos, in de wereld van de transgenders alles is goed geregeld hoor! Dat moet je goed rekening mee houden toch!?
C.S. Ariza-Olarte