miércoles, 15 de marzo de 2023

Epitafio a Raúl del Cristi Gómez Jattin

 “Epitafio a Raúl del Cristi Gómez Jattin”

1945 (del Libano a Cereté) – (De Cereté a Cartagena de Indias)1997


 

A una suerte de Montaña Mágica o

Monte de los Olivos, calienticas,

se elevaron ellas para arrancarte de

las garras de las Furias del olvido.


Era el tiempo de las mariposas amarillas y

las banderas Arcoíris vaiviniéndose en el cielo que allá

en tu inframundo

No dejó de ser el mismo tiempo macondiano que

se va y se viene… se va y se viene y… sin irse…

regresa… mientras…

Alguien dibuja

 el retrato de Jattin y tú recitas a Lola…

 … “El cuerpo de esa tarde es un fluido tenso entre el pasado y el futuro 

Que en ciertos lugares de mi angustia se coagula como

Una caracola instantánea”.


En busca de tu calorcito

Almost Obscene

and your “Clear talent for poetry”

dos poetas te han hallado embalsamado en sábanas

olorosas a Wit escritas con sangre queer, espuma pélvica y

Dolores de parto

Hoja a hoja te han desenrollado y aunque,

por el contrario de la Alcestis de Eurípides

yazcas todavía muerto, ellas, valorando al loco

en su propia lengua te han llamado por tu nombre y 

devuelto tu voz de poeta desterrado,

sin generación ni nombre,

hijo de una Patria en la que…

todos estamos enterrados vivos”.


¡Descansa en paz poeta, tu voz resuena, por fin, en los pasillos de las grandes Academias, colgada de tu hamaca en las redes sociales.

¡Tu nombre ha quedado así escrito con preseas de oro! 


                                                   Escrito por Carmen Socorro-Ariza, 3-13-2023, Utrecht-Países Bajos




Referencias y Agradecimientos


RAÚL GÓMEZ JATTIN: One Memory Alone, adapted by David Pegg – Asymptotejournal.com- 3-3-23 

RAÚL GÓMEZ JATTIN, Almost Obscene, translated by Hedeen Kathleen M., Lott Olivia -Cleveland State University Poetry Centre.

Where the Poems Live: In Conversation with Katherine M. Hedeen and Olivia Lott by M.L. Martin -Asymptotejournal.com-.

GÓMEZ JATTIN, Un Potro desbocado en las Praderas del Cielo, Milcíades Arévalo – El Magazín, Blogs-El espectador- 30-5-2012

María Mercedes Carranza, Poesía Completa, poema “La Patria”, pag.80; Lumen Editores.

María Cristina Hernández-Ariza; Retratista, Cartonista y Bloguera ¡Subjuntivista! 






martes, 14 de marzo de 2023

 

    


Historia de dos lenguas y una traducción

¿Cuándo empieza en realidad a gestarse una historia?, fue la pregunta que se repitió una y otra vez en mi cabeza anoche, luego de haber sido confrontada conmigo misma y con la traducción que, como simple aficionada, hice encantada de un poema de Caroline Bird (el cual pueden leer en mi entrada anterior) llamado en su versión original en inglés, “CHECKOUT”.

Y quizás el título que le doy a esta disertación –si así puede llamarse—, no sea el correcto, puesto que en mi vida diaria no hay dos, sino tres lenguas, que se debaten, mezclan, bloquean o fluyen constantemente: Español (lengua ‘materna’); Inglés (segunda lengua) y Neerlandés (tercera lengua). Como escritora, normalmente escribo en Español; como lectora lo hago en cualquiera de las tres lenguas y, en mi vida cotidiana, la lengua es el Neerlandés; y, por ende, al traducir tanto como gano, suelo también perder un tris; algo en alguna parte que hace que no me sienta totalmente satisfecha con el resultado, o piense que pude haberlo hecho mejor. Esto precisamente me ha sucedido con este poema en particular; el cual empezó a darme vueltas en la cabeza hace ya más de 2 años, cuando me dio por morderlo cual manzana de la discordia.

Fue en medio de la Pandemia, cuando nos dieron salida por dos o tres semanas, que me encontré en una librería con el libro de poemas de una escritora de la que nunca antes había oído hablar (Caroline Bird) y, luego de una ojeada rápida, me decidí a ponerlo en mi cesta, cosa de la cual no me arrepiento (ver la nota con el cuento en mi entrada anterior). Por el contrario, me ha gustado mucho, tanto que no pude dejar de repetir y traducir en mi cabeza el poema que nos ocupa, ‘Registro de Salida’, como yo decidí llamarlo. En fin, el primer borrador del poema fue quedando en un cuaderno en el que cada entrada, cada nueva idea o perspectiva diferente tuvo su registro correspondiente;  hasta que entendí más y más la dimensión total del poema. Traducir, puedo ahora asegurarlo, no es una cuestión fácil, cada poema es una obra y, como tal, es una labor muy compleja; de ahí que siempre, aún antes de haberme puesto en esta tarea, me sorprendiera mucho la manera como algunos traductores decían haber traducido una novela completa de algún autor archiconocido en cuestión de días. Eso para no hablar de las nuevas tecnologías, Chatbots o IA’s .

Con este signo de interrogación danzando, lo mágico de mi historia llegó un fin de semana cuando me reencontré de nuevo con el dichoso poema y, al leerlo en voz alta, por fin me sonó bonito y me gustó como había quedado. Entonces llevada por un impulso quise colgarlo en mi blog.

Mi blog, lo aclaro, no es un sitio muy concurrido, vamos a decir que solo cuando me animo a enviarle el link a mis dos lectoras-amigas, alguien diferente a mí lo lee. ¿Por qué?, no me pregunten a mí, pregúntenle a Google, sorry! Así entonces el sábado 3 de marzo del 2023, le hice una foto-montaje al libro de Caroline y procedí a colgar junto a la foto mi traducción del poema. Así se quedó, pues todavía no me animé a publicarlo, algo no acababa de convencerme. Entre frustrada y pensativa, entonces, me dio por ver mi Twitter y, zas, me llevé la sorpresa de que una poeta a quien sigo a diario (Robin Myers) había hecho alusión a algo de Caroline Bird en su cuenta. ¡Vaya casualidad!, pensé, y lo consideré una buena señal… ¡Era hora de publicar el poema! Así lo hice y, cuando estuvo listo, le envié el link a mi lectora-amiga-prima (MaríaSantina), quien un ratito más tarde me respondió diciendo que le había encantado… Así, ya había llegado el domingo: yo habito aquí en Utrecht; y ella allá en Carolina del Norte.

En la tarde, de pronto mi prima me envió un mensaje preguntándome si en el poema, vamos a decir, la hablante, le había mentido o no al ángel, y me hizo dos o tres correcciones gramaticales, que yo le agradecí infinitamente (problemas de lenguaje dentro de mis sistemas digitales, ¡ups!). Sobre la pregunta, le respondí lo que yo pensaba y listo. No obstante ella insistió con sus preguntas y, yo, tratando de entender su confusión, le dije sinceramente lo que creo he aprendido sobre el oficio de leer, y el de traducir. Le dije que yo en realidad como traductora era una especie de ‘traidora’, y que por eso quizás mi traducción no se ajustaba del todo al texto original, pero que también era verdad que los buenos poetas y los buenos poemas tienden a ser poco transparentes, poseen zonas grises, que se prestan a múltiples interpretaciones y que eso en inglés se denomina, ‘WIT’; además, añadí, que no debíamos tampoco perder de vista el hecho de que el poema estaba sacado de su contexto (la colección completa). Y, para cerrar, le envié una foto del poema original. Aquí les aclaro que ella, como ciudadana americana que es, domina mucho más que yo el idioma inglés; así que no me sorprendió para nada que un poco más tarde me hubiese enviado un correo diciéndome que la confusión estaba en mi traducción de la palabra ‘chest’.   La cual ella tradujo como ‘baúl’ y yo, a conciencia, traduje como ‘busto’.

Esto simplemente ha sido para mí un motivo de alegría inmensa, además de alimento para mi curiosidad de escritora-lectora-traductora; pues me ha permitido experimentar en carne propia todo lo que he ido aprendiendo de las poetas y traductoras que han formado parte de mi vida en los últimos 4 o 5 años; no sólo como escritora, sino también como aprendiz de poeta. Entiendo mejor las discusiones alrededor de la veracidad y transparencia que debe o no tener un traductor cuando trabaja un texto. Pensé en lo interesante del ejercicio que sin proponérnoslo habíamos emprendido mi prima y yo. Pensé en la historia de una palabra dicha por una poeta en su propia lengua, y la historia de la misma dicha por una traductora en su lengua materna. Pensé y pensé… que una cosa es la historia detrás y otra las connotaciones semánticas y, entonces, me dije, que mejor no adentrarme tanto en ese denso campo. Puesto que a quién darle la razón, era y es mi cuestión.

Y para no pecar de egocentrista, ni creer que mi traducción de la palabra ‘chest’ era o es la correcta, o la mejor, o la que más se adapta al poema; me ha dado por reescribir el poema usando la palabra de mi prima y pues me suena bien, pero claramente no es mi voz…  Ahora bien, una cosa es mi interpretación, o la de mi prima, y otra, muy distinta lo que la autora, en su momento de creación y su texto original, quiso en realidad decir. Ese es y será el misterio, la zona gris, que se quedará siendo una cuestión que sólo ella, la poeta-autor del poema, podría ayudarnos a despejar; mas si de algo estoy segura es de que nunca lo haría o, por lo menos yo, si fuese ella no lo haría. Ningún poeta lo hace, creo.

Algo diferente es que la autora se siente con su traductora a conversar y discutir sobre el texto cuando este está en proceso de ser traducido; cosa bastante usual me parece entender, y que puede dar también muy buenos resultados. (Debo pensar en Don Mee Choi y sus aclamadas traducciones de Kim Hyesoon,  por ejemplo).

Otro caso, se da cuando dos traductoras, hablantes nativas de una lengua, inglés, por ejemplo, se reúnen para llevar a cabo una traducción ejemplar de un autor y su obra, escrita en un idioma que ellas dominan pero no es su lengua materna.  (Aquí se me ocurre un caso como el de Katherine M. Hedeen y Olivia Lott, quienes juntas, tradujeron la obra de un marginalizado poeta colombiano a quien adoré en mi época universitaria llamado, Raúl Gómez Jattin’s (Almost Obscene)… publicado por Cleveland State University Poetry Center  (@kmhedeen & @oliviamlott).

Coincidencia o no, mientras escribía esto, zas, se reportó un Twitter de Caroline Bird en la que ella hace énfasis en una frase de un texto de Elizabeth Bishop que dice… You don’t ask a poem what it means, you have to let it tell you’.

Entonces, para que más. Con esta frase y un té caliente en mi mano me dio por volver a leer mi dichosa traducción y, como de la nada, zas, lo agarré, el detalle final, era simplemente que había usado un indicativo cuando debía haber usado el subjuntivo… es ‘pueda’ y no ‘puedo’. Una pinche vocal y, zas, toda la estructura se ve afectada. Y es obvio, en Inglés no hay subjuntivo que valga!

Carmen Socorro Ariza-Olarte

  

 

 Un Poema de Caroline Bird*

De la colección titulada: The Air Year,  Checkout,  pag. 16

 

                                                                               Registro de Salida”

                                                                                                                                                             Traducido por C.S. Ariza-Olarte

Yo pienso… Así que esto es la muerte y… me sorprende que

aún puedA ver a través de mis ojos. Un ángel

se aproxima con una encuesta que pregunta…

Qué calificación le daría a mi vida (muy buena, buena,

regular, mala, muy mala), tiendo a pulsar

‘regular’ y, al maldecir, rememoro tu rostro como

un valioso busto de historieta cómica

brillando cual sol Azteca y… marco

‘muy buena’. Abajo, en la casilla de comentarios, escribo

‘buen trabajo’. El ángel me pregunta si he disfrutado

mi estadía y yo le respondo… ¡Oh sí, sin duda

regresaría! Él, me echa una lánguida mirada

como quien dice… Eso no será posible, pero gracias

de todas formas; chasquea su esfero y se desvanece

en el aire.

C.S. Ariza-Olarte, Utrecht 

*En la foto pueden leer el poema original de Caroline Bird, THE AIR YEAR,  PAG,16 / Carcanet, U.K.

 

 

 

 

                                                                              

 

 

 

  

sábado, 4 de marzo de 2023

 



Un Poema de Caroline Bird*

De la colección titulada: The Air Year,  Checkout,  pag. 16

Traducido por C.S. Ariza-Olarte

 

                                                          Registro de Salida”

                                                

Yo pienso… Así que esto es la muerte y… me sorprende que

aún pueda ver a través de mis ojos. Un ángel

se aproxima con una encuesta que pregunta…

Qué calificación le daría a mi vida (muy buena, buena,

regular, mala, muy mala), tiendo a pulsar

‘regular’ y, al maldecir, rememoro tu rostro como

un valioso busto de historieta cómica

brillando cual sol Azteca y… marco

‘muy buena’. Abajo, en la casilla de comentarios, escribo

‘buen trabajo’. El ángel me pregunta si he disfrutado

mi estadía y yo le respondo… ¡Oh sí, sin duda

regresaría! Él, me echa una lánguida mirada

como quien dice… Eso no será posible, pero gracias

de todas formas; chasquea su esfero y se desvanece

en el aire.

 

*Nota adjunta de cómo me encontré con Caroline Bird…

Hay cosas que me encanta hacer y las hago, sin pedir permiso. Por ello, de antemano, mis excusas para Caroline Bird, y también para todas la traductoras profesionales por inmiscuir mis narices de ratoncita de biblioteca en sus peliagudos asuntos.

A Caroline me la encontré de ‘pura chiripa’, o sea: Serendipity, uno de esos días en que me aventuré por las librerías de Ámsterdam y, en un pequeño huequito dedicado a la Poesía, zas, vi su librito justo al lado de los de una de mis favoritas: Louise Glück. De entrada me sorprendió que estuviese allí, pues se supone que esa era la librería de los libros en Inglés sí, pero, de escritores americanos, no ingleses, o sea… Lección que he ido aprendido con el tiempo, y que no ha dejado de sorprenderme por lo descabellado del caso, y, además lo falto de sentido que puede ser el intrincado mundo editorial y/o ¿mercado global de libros?

En todo caso, sin saber quién era lo puse en mi cesta con algunos otros libros escogidos de Glück y, saben qué, no me equivoqué, Caroline Bird me ha encantado con su manera, vamos a decir, traviesa, de transportarnos a su universo poético. Además, aunque al leerla extraño mucho mi antología de Kaváfis (perdida en un tsunami llamado, ‘Divorcio’), también me fascina por lo mismo: me hace pensar mucho en él, y lo misterioso de su mundo erótico, con ese delicado olor a sexo prohibido -en aquellos tiempos-, ahora mucho más abierto y libre -creo-.

Utrecht, marzo 3 del 2023